Atrás quedan los cutre desfiles de años anteriores con Moros y Cristianos descordinados, ataviados con los relojes casio y zapatillas Puma, cada uno de su padre y de su madre sin saber muy bien que hacer más allá de saludar a todos los amigos que se encontraban por el recorrido.
Destacable la coordinación de todo el desfile que llegó con puntualidad a la plaza mayor (algo a lo que estabamos poco acostumbrados), las pantallas gigantes de la plaza hicieron que la gente pudiera ver el desfile y la representación frente al ayuntamiento sin problemas.
Las mejoras del desfile:
- Princesas moras y cristianas a caballo abriendo sus respectivas comitivas
- El dragón iba en el suelo tirado por 4 esclavos: Chapó por la idea, atrás quedó el feo ranger rover que tiraba del dragón, eso si que era un monstruo.
- Vestuario cuidado y renovado de la cabeza a los pies
- Un dragón ni moro ni cristiano, custodiado por una especie de templarios perfectamente ataviados con capuchas.
- Varias plataformas con representaciones en vivo, al igual que el dragón iban tiradas por esclavos y no por «toterrenos»
- Como cierre una banda de cornetas y tambores (Cáceres 2016 creo) disfrazada. ¿Y la banda municipal de música? ¿donde estaba este año?
En definitiva un buen San Jorge, un desfile especialmente vistoso y bien coordinado en el que quizás se echa en falta una mayor implicación de los ciudadanos de Cáceres para poco a poco ir haciendo un desfile más numeroso en el que la gente no solo se agolpe en los laterales de la calle sino también formando parte de la propia comitiva.