Amaral no ha venido al Extremusika’08, pero la verdad es que no habría desentonado mucho cantando la canción de «La tormenta». Agua, mucha agua es el balance de un Extremusika empapado que se ha visto obligado a bajar el volumen antes de tiempo.
Buena la coordinación entre el ayuntamiento, la organización y los servicios de emergencia que en vista de como se estaban desarrollando los acontecimientos suspendían el festival poniendo los remedios necesarios para llevar a cabo el «desalojo» del ferial de la forma menos traumática posible.
Algunos voceros ya están berreando y echándole la culpa de la lluvia a quien haga falta, levantando la voz para decir esto en otros tiempos no pasaba, e incluso que Cáceres se muere porque llueve. Casualmente quienes dicen estos son aquellos que asfixiaron durante años una ciudad que poco a poco intenta respirar hondo para quitar el olor a naftalina que algunos quedaron.
Esta era la prueba de madurez que le faltaba al Extremusika, nadie puede poner remedio a las trombas de agua, llegan y hay que aguantarse, no queda otra. Otros festivales de similares características también se vieron obligados a suspenderse a mitad de los conciertos y no salió nadie acusando de paletos o incompetentes a la organización o la administración que ayudaba al espectáculo.
Aquellos que critican la suspensión del festival y acusan de paletos a no se sabe bien quien, les invito a que investiguen que pasó en otros festivales el verano pasado y que busquen las diferencias. Igual se encuentran alguna sorpresa en las formas de tratar a los que van al festival, a como se evacua a la gente o las compensaciones (no obligadas legalmente pero sí moralmente) por la suspensión.