Al final ganó un proyecto apoyado por la mayoría de los delegados allí presentes, y es que aunque algunos no lo crean, un delegado de un pueblo como Alía puede valer tanto como el de la ciudad más grande de Extremadura, esa es la grandeza de pertenecer a una organización que elige libremente y sin imposiciones.
Sábado de emociones, de sentimientos, de abrazos, de grandes alegrias y gratas sorpresas. Ver a un abuelete cuyo carnet está al borde de la caducidad llorar de alegría como una magdalena , no tiene precio