Termina el programa, apago la tele y me vienen de nuevo demasiados recuerdos a la mente. Una voz, que sonaba cada mañana puntualmente a la misma hora, a todo volumen y casi a la vez que un despertador chirriante que decía que era la hora de ponerse en pié y lavarse la cara.
Sentí un vacío el día que se marchó de la radio porque ya no le escuchaba por obligación sino por devoción y siento que esta noche el vacío es aun mayor. Son tiempos difíciles, más si cabe para los medios de comunicación a los que la crisis financiera se les une la propia revolución en las que las vías de información están cambiando a una velocidad wikiliana.
Esta sociedad debería pararse a pensar un momento como es posible que gente como «La Esteban» tenga espacio permanente en televisión y un canal de información como CNN+ con alguien como él a la cabeza, sean expulsados de la parrilla televisiva por falta de demanda.
Hoy siento un vacío mayor, cuando llegue de trabajar ya no podré verle en la televisión, y creo que después de la ausencia de «Charly» en hora25, será el mayor vacío de comunicación que podría imaginar.
Intentaré hacerle caso: «Desanimado, sí; decepcionado también, pero rendido, nunca»