El pasado martes la persona que ha encabezado la transformación de esta tierra, nos decía que daba un paso al lado para colocarse en el asiento de atrás del coche.
Algunos dicen que quienes nacimos en los momentos del parto de la Comunidad Autónoma de Extremadura no podemos hablar de los cambios que se han producido en Extremadura en los últimos 25 años porque no hemos conocido otro presidente… no puedo estar más en desacuerdo con quienes dicen eso.
Tengo 23 añitos recién cumplidos y aun recuerdo los viajes en el 127 de mi padre desde Guadalupe hasta la capital para venir al médico, hacer las compras o rellenar un papel. Aun recuerdo esa carretera infernal sin algo tan básico como un chorrito de pintura para separar dos carriles, los rezos al montarte en el coche para no cruzarte con ningún camión para no vivir una odisea de viaje, puesto que un adelantamiento no era ni siquiera una temeridad sino una misión imposible. Y sobre todo recuerdo las visitas veraniegas de los paisanos de Madrid en las cuales poco más o menos que sentíamos que vivíamos en el culo del mundo.
Hoy día vivimos en la Extremadura de las autorías, del ave o del aeropuerto internacional. En la Extremadura pionera del Linex, los NCC o las empresas pioneras de software. Pero sobre todo si hay algo hay que agradecer al que ha sido la cabeza visible de los extremeños durante los últimos 25 años, es la transformación de mentalidad que ha producido en nosotros. El hacer que seamos capaces de sentirnos orgullosos de ser extremeños, de saber cuales son las inmensas posibilidades de esta tierra y sobre todo de hacerlo sin necesidad de apelar a viejas consignas o derechos históricos, sino a nuestras posibilidades presentes y de futuro.
La Extremadura que había hace 25 años no es la misma que hay ahora, y es tarea de todos que la Extremadura de dentro de 25 años sea muy diferente a esta Extremadura de hoy.