La radio ha marcado mi vida desde que tengo uso de razón. Mis recuerdo de colegio pasan por escuchar una vieja radio panasonic a todo trapo con Iñaky Gabilondo que actuaba a modo de despertador.
Durante mi etapa de interno en el colegio de Don Benito la radio estaba siempre presente, a veces escondida en aquellas sesiones maratonianas de estudio obligatorio de tarde y noche sin sentido en un alumno de 3º y 4º de ESO…
Desde que vivo en Cáceres la radio suena siempre que estoy en casa, es lo primero que suena por la mañana cuando me despierto y lo último que se apaga cuando ya estoy dormido.
Si me hubiesen tirado más «las letras» habria elegido periodismo, pero como soy hombre de ciencias me metí en esto de teleco, por aquello de la radio.
Esta madrugada se ha apagado una voz, la Voz de esa hora en la que uno se dedica a colocar los apuntes del día, se relaja un poco del trajín diario y le apetece saber que ha pasado a lo largo del día. Esta madrugada Carlos Llamas ha fallecido por culpa de un cancer del que habló sin tapujos cuando regresó a las ondas en la entrevista con Jose Ramón de la Morena. Con él se ha marchado ese estilo único de decir las cosas tal y como son, sin tapujos, sin morderse la lengua.
Hasta siempre Charly.