Estas cosas de la campaña electoral y la universidad tienen como consecuencia que uno no puede multiplicarse por 2 y estar en todos sitios, y cuando las tareas se amontonan lo primero que cae de la lista es escribir en mi cutreblog.
Mañana me toca madrugar, tengo prácticas a las 8:30, pero desde que me enteré que Alfonso Guerra daba un mitin en Villafranca me puse como un niño chico ante una actuación de los lunis «yo quiero ir, yo quiero ir, yo quiero ir…» Y al final me salí con la mía.
Llevo varios años de mitin en mitin y me quedaba esa espinita clavada, ver a Guerra en directo. Creo que la tenía desde que tengo uso de razón, desde que una de las personas que más han marcado mi vida me contaba sentado en el sillón de orejas aquel mitin de la plaza de toros de Cáceres en los años 80. Hoy he podido sentirlo, me he reído, he disfrutado y me he emocionado como lo hacía quien me lo contaba en ese sillón de orejas.
Del mitin habría páginas y páginas para escribir, post y post para contar lo que Alfonso Guerra ha dicho esta noche, pero no serviría de nada. A Alfonso Guerra hay que verlo en directo.